con un calor de puta madre y cuatro finales por delante.
en en tres semanas me voy y de golpe pienso que me causa una sensación dicotomática (¿?.. culpa de saussure); quiero irme pero no quiero irme, basta de calor pero que siga un poco, silencio pero mezclado con ruido, estrellas pero también el techo de nubes bajas y pringosas. este pensamiento bien podría considerarse un tanto gataflórico, de no ser porque no tiene mucho que ver con las interacciones sociales, aunque ahora que lo pienso claro que sí influyen, pero bueno, cómo explicarlo.
quiero irme pero no quiero irme.
sin embargo me voy, mi ma ya compró el pasaje, ya pienso las diversas formas en que puedo hacer del bolso algo más liviano que de costumbre, ya marco con lapicera imaginaria un almanaque imaginario para indicar la única semana en que realmente me va a gustar ir a la playa, ya pienso en lo lindo que va a ser visitar a los amigos de allá y visitar a los amigos de allá que están acá pero que no veo porque las distancias de acá son muy distintas a las de allá, donde el tiempo no influye tanto en el espacio. ya pienso en las noches y en el viento, en mi dormitorio con alfombra y ventana que da al patio, ya me imagino cómo habrá quedado la vista ahora que la construcción de al lado se terminó y puede que no me alcance el sol hasta cerca del mediodía. ya siento las calles de ripio, los perros que ladran cuando tocan el timbre, el aliento nauseabundo de mercedes y sus mimos que masomenos llegan a opacarlo, la comida de mamma, el café expresso, la playa cerca, las caminatas sola en serio, el alquiler de películas a tres pesos, el dormir sin despertador, el centro a quince cuadras, el centro más aburrido que los alrededores, los paseos en bicicleta, el jamás concluido aprendizaje a manejar, la sensación de sequedad en toda la piel, etcétera, etcétera,
etcétera.
y acá se queda mucho. pienso en las diversas formas de llenar un bolso con todo lo que me quiero llevar y no hay caso. no entran tantos libros ni música ni personas ni lugares ni recitales ni caminatas ni trenes ni colectivos ni subtes ni diccionarios ni humedad -por suerte, dirán algunos- ni lluvias torrenciales ni cines ni dorian ni viajes de hora y media ni guía t ni treinta y cinco escalones para llegar a casa, tanto se queda.
los que nos vamos a estudiar a otro lado y volvemos para las vacaciones debemos ser todos un poco esquizofrénicos.
en en tres semanas me voy y de golpe pienso que me causa una sensación dicotomática (¿?.. culpa de saussure); quiero irme pero no quiero irme, basta de calor pero que siga un poco, silencio pero mezclado con ruido, estrellas pero también el techo de nubes bajas y pringosas. este pensamiento bien podría considerarse un tanto gataflórico, de no ser porque no tiene mucho que ver con las interacciones sociales, aunque ahora que lo pienso claro que sí influyen, pero bueno, cómo explicarlo.
quiero irme pero no quiero irme.
sin embargo me voy, mi ma ya compró el pasaje, ya pienso las diversas formas en que puedo hacer del bolso algo más liviano que de costumbre, ya marco con lapicera imaginaria un almanaque imaginario para indicar la única semana en que realmente me va a gustar ir a la playa, ya pienso en lo lindo que va a ser visitar a los amigos de allá y visitar a los amigos de allá que están acá pero que no veo porque las distancias de acá son muy distintas a las de allá, donde el tiempo no influye tanto en el espacio. ya pienso en las noches y en el viento, en mi dormitorio con alfombra y ventana que da al patio, ya me imagino cómo habrá quedado la vista ahora que la construcción de al lado se terminó y puede que no me alcance el sol hasta cerca del mediodía. ya siento las calles de ripio, los perros que ladran cuando tocan el timbre, el aliento nauseabundo de mercedes y sus mimos que masomenos llegan a opacarlo, la comida de mamma, el café expresso, la playa cerca, las caminatas sola en serio, el alquiler de películas a tres pesos, el dormir sin despertador, el centro a quince cuadras, el centro más aburrido que los alrededores, los paseos en bicicleta, el jamás concluido aprendizaje a manejar, la sensación de sequedad en toda la piel, etcétera, etcétera,
etcétera.
y acá se queda mucho. pienso en las diversas formas de llenar un bolso con todo lo que me quiero llevar y no hay caso. no entran tantos libros ni música ni personas ni lugares ni recitales ni caminatas ni trenes ni colectivos ni subtes ni diccionarios ni humedad -por suerte, dirán algunos- ni lluvias torrenciales ni cines ni dorian ni viajes de hora y media ni guía t ni treinta y cinco escalones para llegar a casa, tanto se queda.
los que nos vamos a estudiar a otro lado y volvemos para las vacaciones debemos ser todos un poco esquizofrénicos.

3 comentarios:
te habias camuflado tan bien en la vida cotidiana de tantas personas ( excepto porque no sepas quien es alfredo alcon, y te delata como provinciana) que hasta hace un poquito me di cuenta de que te tenés que ir, y por uun raaato laaaargo. cuanto te vas? cuando te vas? está más que dicho que antes vamos todos(ehh todoss) a lo de lules, que yo no conozco y quiero conocer.
si,entregué mi cafetera medio pelo( asi se deberia haber llamado)...ahora armaron un blog con las entregas(mira que pro son mis compas!) y las veo y ni loca subo la mía, ni loca.
te mando un beso, hace calor y me espera el mate.
hablamos en estos dias
cat
si por un segundo se te cruzó la loca idea de quedarte acá, estás realmente loca. si, loca loca loca estás tú.
eh?
nuuuu, me salpiqué la zapatilla por culpa tuya. pucha. estos charquitos...
no tenés remera
a parte de no saber leer creo que no sé escribir
pero quiero comprar el libro de la que ganó el concurso de página 12 (la que me ganó (???))
no estudié nadaaa, bolú
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