18.8.06

no otra vez...

viernes noche en compañía de the velvet underground y sobras de comida preparada por mamá. más allá de eso, transcurre como una noche normal. el saddismo llega a su máxima expresión, pero la belleza aún no aparece. suele tomar un tiempo.
se terminó mi último cigarrillo y son las veintitrés veintitrés horas. a las diez de la mañana había logrado un estado anímico sonriente, al cual logré prologar hasta las ocho de la noche gracias a una querida amiga. pero ahora es viernes de noche y son las veintitrés veinticinco horas y se terminó mi último cigarrillo y se terminó el humor que eleva un poco y no queda mucho más por hacer. desarmar el sillón para armar la cama para dormir. ver si puedo llegar a llorar un rato, ni siquiera puedo llorar para desahogarme. mirar el teléfono con melancolía, bajar la persiana y cerrar la ventana y preguntarme si esas dos palabras tendrán un origen similar. pensar que antes es antes y que ahora es un viernes vacío y que mañana no hay que pensar en mañana porque se dice que carpe diem.
pero sigo esperando.
es que es así. por más que lo intento. y trato, obviamente me lo propongo y lo intento pero no hay caso.
después de incontables cantidades de atentados, mis expectativas siguen vivas.
a ver si suena el teléfono.
a ver si me siento bien por tres días de corrido. por tres horas de vigilia.
a ver si me acostumbro a no intentar rellenar el vacío.
a ver si destrozo mi cobardía.
a ver si logro destruirme.
a ver si este altruismo de pacotilla se va y a ver si soy quien creo; en este caso se puede proceder a la ambigüedad.
creo creer creo crear.
patchwork, baby.

llamarlo catarsis.
llamarlo desahogo.
a falta de microsoft word, las palabras se van a la red. a la biblioteca de babel informática.
una vez -muchas veces- creí que podía existir una ideología a la cual sentirme apegada.
y resulta que no.
o que no la encuentro.
y es que no soy autodidacta.
no sé aprender por mi cuenta.
repetir, sólo eso.
eso también es triste.
tanto como what the fuck am i doing here escritos en horario universitario.
tanto como no darme cuenta de lo que tengo.
tanto como querer irse para volver.
tanto como querer morirse pero no animarse o en realidad no quererlo.
en las palabras hay belleza.
quisiera ser palabras. imprecisas, pero palabras.
como acá.
ser escrita.
no existir, no del todo.
qué estupidez.
una vez más
más vacía.
uno no sabe lo que no tiene hasta que lo tiene y se desvanece al rato.

viernes noche veintitrés cuarenta horas.
soy una pendeja con alma de anciana senil, por lo que me voy a la cama.
cómo carajo despegar esto.
cómo mierda volver a un viernes en un subte luminoso con viejos que tosen en stereo.

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