serás capaz de alejarte de todo lo que querés una vez que está disponible. sonreís a una imagen distante sabiendo que sería tan fácil para vos terminar con todo y empezar de cero más veintitrés y creer que no hay más daño que el que podrías haber causado de haber pretendido prolongar el asunto por un par de meses más. nuevamente no es una ausencia, es un exceso de ansias que te desborda y hay tanto, y elegís esto por un rato cuando sabés que no lo es todo, y en tu elección te decís que no lo es todo, y te despedís porque no lo es todo, y una vez que tenés casi nada recordás, no existe el absoluto. entonces te sacás la mugre de las uñas con la punta de un alfiler de gancho que reemplazaba ese botón extraviado, y mientras hacés esto tu lengua nada por el paladar y los dientes tratando de sentir el gusto de la melancolía cuando fue muy poco tiempo como para que se añejen los recuerdos, y la falta de botón y de alfiler provocan una abertura de por sí provocadora y una presencia opta por mantenerse frente a vos en ese justo instante en que te fijás si hay rastros de melancolía en los labios mientras alzás la vista cual si fuera brújula de memorias y choque de miradas y una nueva posibilidad de elegir una parte o quedarte con lo poco que tenés, tus tristezas artificiales, entonces bajás la vista de golpe y te concentrás en la mugre del anular y al mismo tiempo perdés todo aire sensual, te plegás como un papelito nota carta para pasar por debajo de una puerta y suspirás en voz baja y ronca de manera tal que no llames la atención.
bicho, bichito, bicho acá, percibís las palabras con todo el amor con que son dichas a otra persona y allá vos insecto puro, seis patas abdomen segmentado dos antenas cuatro alas estructura interna sosteniendo tus jugos y juegos, tus gemas flemáticas y brillantes, braille para hipoacúsicos, fascinación aerostática inflada de helio de mayor densidad que el aire.
procurás plasmar todos tus conocimientos por medio de estos conceptitos palabritas mágicas, querés decir algo que no hayas dicho pero terminás repitiéndote y analizándote de forma tan errada, insecto vertebrado, le estrujás las ganas hasta a los palillos que se cansan de escarbar en las ranuras, enmohecés los fosforitos quemados que volvés a guardar en la caja y stop. de pronto un recuerdo a la mente. y no uno cualquiera. de una ficción. y tampoco de cualquiera. una fresquísima imagen visual que te provocó la literatura hace ya varios meses. gente encendiendo fósforos y apagándolos instantáneamente y volviéndolos a su cajita.
parece tan fácil romper los esquemas. te gusta tanto la patafísica. quizás por tan ajena a vos, vos tan pegada al útil escolar cuya función es contribuir en la producción de líneas rectas. o había algunos que de un lado eran rectos y del otro tenían un ondulado requete bonito, ésos eran el must entre las niñas femeninas. pero vos preferías cagarte a piñas con los varones, sentir la adrenalina de la persecusión, probar el filo de tus nuevos dientes en la fina piel de alguien que se lo mereciera. tan difícil mantenerse en un papel.
porque no sé si a vos, pero a mí me pasa que a veces siento cual si fuera la femeneidad personificada, y de a ratos siento que eructar y rajarme pedos es lo mejor y más cómodo que puede haber. imposible elegir una opción. caminar con la cabeza en alto o con el mentón estrujado contra el pecho para evitar que se vean las lágrimas. correr en salticado hacia una hamaca para balancearme y después lograr un salto de cuatro metros de extensión o conversar seriamente con alguien acerca de la educación de los infantes o la importancia de x según y. no tener hambre y obligarme a tomar al menos un café de esos que tanto me gustan pero que me cuesta incluso preparar en el momento o comer por tres personas por varios días. escuchar una canción de cada intérprete o quedarme con un disco en el aparato por meses sin intenciones de cambiarlo. amar incondicionalmente a una única persona y ocupar la mayoría de mis pensamientos en ella o dejarme convencer por cada par de ojos u ojo que me cruzo (porque claro, no voy a menospreciar a los tuertos). leer un cuarto de biblioteca o tardar año y medio en pasar la vista por una carilla. no saber cómo agarrar una birome o escribir de forma compulsiva como acá, como ahora, como en el cuadernito querido.
pastillas anticonceptuales escribió hoy mi amigo aaron en una hoja que era en realidad una lista de cosas. pastillas anticonceptuales, y se rió y kroj se rió y yo me reí, pero después me quedé pensando. pastillas anticonceptuales. que es eso lo que preciso. y con urgencia. y fascinarme ante todo y sentir en cada paso un descubrimiento y un algo ajeno a mí.
aunque en realidad eso no es ni siquiera necesario. si pienso -o si no pienso- lo que hay acá es más que suficiente. claro, sobra.
y basta de ese asunto. ya has hablado demasiado al respecto. sí. tenés razón.
termina por hartar, viste. hasta a vos misma. ¿por qué no escribís un poco acerca de lo que realmente no te animás a decir? ¿por qué no le das a la literatura o al menos a las palabras el uso que tienen? porque me parece muy bien eso de querer que sirvan de trama para dibujos, sísí, una idea muy bonita y sobre todo llamativa pero, querida, ¿qué tal aplicar las palabras para explicar eso que...? es que claro, te encanta complicar todo. tratás de desarmar la madeja por el hilo del principio, y tirás y se enrieda todo.
y acá están. casi que te reclaman. te ruegan. usanos, julita, usanos de esa forma tan especial con la que tantos otros hicieron maravillas. decidí modificar un poco tus espirales de moëbius para algún día hacer un círculo que casi cierre. despedite de esas estupideces de las imágenes geométricas y vagas nociones matemáticas para tratar de describir tu escritura. aplicanos en dosis, de a pinceladas, usanos como vale la pena.
es que claro, siempre eligiendo antes el error. lo peor es que sabés bien qué elegís. buscás caerte con tantas ganas que mantenés el equilibrio por ser característica de la atención que le estás prestando al próximo momento, que puede ser el del tropiezo.
trapecios estropeados. hoy, emborrachada de tus propias palabras (cosecha pobre,vale aclarar), le das fin a una noche. un bostezo aporta oxígeno a tu cerebro. ves, ya el pobre te pide un respiro.
de agujero a agujero
Hace 4 horas.

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