conocí a aldo a los dieciséis años. en ese entonces yo ya estaba triste por varios tontos motivos, por esa estupidez y tendencia a pensar que la estaba pasando mal cuando muy bien podía pasarla mucho peor, cuando en realidad ignoraba todo lo que tenía, y justamente ese tipo de ignorancia no es la que se le adjunta al sustantivo "bliss" en la hermosa frase esa.
aldo. me lo presentó mi papá. ahí estaba él, en edición bolsillo, un paperback yanqui a más no poder, venía de nueva york, chiquito, discreto, tapa pseudo futurista completamente olvidable. pero su contenido, su contenido fue uno de los dedos que apretaron el gatillo del no hay escapatoria, la incesante balanza entre conocimiento (¿?) y desesperación o felicidad y no mucho conocimiento (¿?). me mostró un mundo nuevo y valeroso, reobsante de soma y seres salidos de probeta y uno que habían engendrado con ciertas fallas que hacían que desencajara levemente del sistema. llevaba a aldo a la escuela y lo leía en los recreos y creí en su mundo más que en las baldosas en las que me sentaba, detesté el soma y quise una escapatoria sana para el pobre protagonista, pero no había aprendido que aldo prefería el realismo en medio de toda su ciencia ficción.
la segunda vez que lo leí fue en una edición de 1970 o por ahí cerca, también aportada por mi padre. entonces eran dos ensayos; uno analizaba cómo por medio de la meditación o el uso de ciertas drogas -sin la connotación peyorativa- se podía ver el mundo tal y como era. las puertas de la percepción. claro, de ahí salió la banda y seguramente habrán salido unos cuantos fanáticos en busca del peyote de méxico. lo leí mientras viajaba a esquel, y me acuerdo de que levantaba la vista para procesar lo recién leído y ahí estaba la ruta, extendiéndose por kilómetros a través de lo que en pocas horas sería cordillera, y allá las formaciones rocosas que quién sabe cómo serían en realidad. el otro ensayo, cielo e infierno, explicaba las similitudes de los paraísos de distintas religiones y justificaba dichas coincidencias también por medio de la meditación, las drogas, etcétera.
la tercera vez acaba de pasar hace un rato. quería leer la isla, pero en inglés en lo posible. resultó ser que encontré una magnífica edición usada y en perfecto estado, de 1962, a sólo dieciocho pesos y en idioma original. vino a casa hace unos meses, ingresó a mi mente en unas semanas.
y ya sabía que terminaría mal. tenía que recordar que aldo prefiere ser realista, que tantas veces se confunde con el pesimismo. debería haber sabido que, por la cantidad de hojas que me quedaban, no había más opción que el desenlace que decidió crear este cretino con ideas alucinantes. pero claro, ahí estaba un personaje en plena contemplación y me le uní como todos han de hacer, y me olvidé de que todo terminaría para la mierda, como resultó ser en las páginas siguientes.
la cosa concluyó a mitad de página, le siguieron dos hojas en blanco y la contratapa dura que exhibía el resto de las producciones de aldo. apreté los dientes y empecé a llorar e imaginé la continuación del final abierto y desesperé porque todos los personajes queridos la iban a pasar tan mal. después dije, karuna. attention, gritó un minah ficticio. miré la ventana, la pared, las cosas que me rodeaban y recordé que estaba del otro lado. que la isla está más lejos de lo que creo y que colonel dipa está acá con nosotros, parte de uno.
así es la cosa. uno lee y digiere y excreta, nutrientes asimilados; o lee, apenas digiere y no puede más que vomitar, eliminar lo que hizo mal junto con todo lo que podría haber favorecido junto con los jugos gástricos y la mucosa protectora. será la necesidad de compartir, la necesidad de desahogarse, la necedad de preferir islas de papel a la ciudad nublada y húmeda.
de agujero a agujero
Hace 4 horas.

1 comentario:
Leí Un Mundo Feliz en recreos del secundario también. Mi preceptora le decía a mi mamá que yo era rara....
Fue un viaje de ida. Igual que con La Isla.
Aún hoy, cuando me acelero me invento gritos de "aquí y ahora".
Que lindo encontrar experiencias parecidas!
Un abrazo
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