13.9.07

pensábamos que aparecería un pedante en persona

podría escribir este texto enumerando, de uno a cinco y después de cinco a uno y a cero, en forma de homenajeplagio; o bien llenarlo de (a.k.a.)s que sin duda ya van a aparecer, pero no por lo pronto. otra idea es ir enhebrando historias sin que se sepa mucho de qué se habla hasta que de pronto todo encastra, o presentar una ciudad ficticia pero tan viviente, o citar un capítulo de the twiglight zone, hablar de john cheever, de john kennedy toole, de bob dylan por siempre jamás, del País de Nunca Jamás, de (un gato) y un chico llamado(s) Martín Mantra, de james dean con su polera hasta las orejas, de Alma, de los efectos especiales de la crucifixión o del chico que de grande quería ser escritor... pero mejor escribiré exactamente acerca de ayer, explicando también por qué el título en primera persona del plural, pero no expondré porqués con respecto a la proliferación de pés. el exceso de equis expresa el estado extático y casi inexpresable de anoche, de la tarde, seis y veinte en el colectivo y dos llamadas telefónicas que nos informaban a luli y a mí que ya tres acompañantes estaban en el recinto de paraná 1159 y que se podía pasar y que por fortuna o porque justamente era temprano no había casi gente. fue cuando la segunda llamada se cortó que luli se sintió contagiada por la histeria y la incertidumbre de si llegaríamos tarde, aunque teníamos los tranquilizantes llamados avenida santa fe y dos/tres asientos reservados para nuestras personas, es decir, luli y yo y chaiqui, que al final estaba con melody, y cómo guardaríamos un lugar más si ni siquiera estábamos allá, pero cruzamos callao y en la próxima nos bajamos, y nos bajamos y corremos y no podía bajar la voz, casi ya empezaba a temblar de emoción estúpida, poner los móviles en silencio porque no habría que interrumpir lo que fuera que se dijese con molestos ruiditos electrónicos, y nos bajamos y corrimos cruzando dos calles, los semáforos estaban de nuestro lado y la gente podía esquivarse sin mucha dificultad, y allá, a mitad de cuadra, 1159 entramos y sentí que luli me apretaba el brazo. "fresán fresán fresánnnnn", era lo que corría por mi mente, porque allá estaba, y sí, era estúpido el estado, y sí, podríamos haber intentado comportarnos como seres humanos a quienes no les afectaba la presencia de escritores geniales y admirados, pero allá adelante estaban cami, vicu y rygo y tres lugares libres, en realidad muchos lugares libres, pero allá era la primera fila posición privilegiada y la euforia que se salía de la boca y se posicionaba con tranquilidad en las manos que se humedecían progresivamente, en los ojos brillosos y el darse vuelta porque chaiqui y melody no llegaban y porque allá atrás estaba el que escribía, conversando como cualquier persona hace, y todo transcurrió como debía. luli había llevado el grabador; había llevado la cámara; teníamos nuestros libritos, su vida de santos, mi mantra, abrigados en los respectivos bolsos, listos para ser desenfundados como revólver mexicano con culata de marfil, listos para recibir una inscripción como bala de ruleta rusa; teníamos la desesperación anudada en los dedos que nos anudábamos, los de ella, los míos, mientras el ciclo empezaba, pero habría que tener paciencia porque fresán se presentaría a lo último, y ya estaban melody y chaiqui y no faltaba nadie y el lugar era chico y estaba lleno, y las voces, accesos de tos de vez en cuando, los vasos de agua en la mesa que enfrentaba las hileras de sillas, las jarras cuyo contenido se iba distribuyendo, los aplausos y, entonces sí, el señor que dijo los agradecimientos, que en sus libros suelen estar al final, al principio de lo que leería. luli puso rec a escondidas, no quería que se viera el grabador, temía una reprimienda o similar; su cámara tenía un rollo de diapo y sacó una foto que no puedo esperar a que sea revelada; de vez en cuando le apretaba la mano o el brazo ante la mención de una polaroid, de sucesos tan leídos en los libros, yo sonreía involuntariamente, qué alegría, qué locura, hacía cinco años que el señor que escribía y que estaba leyendo nopisaba este país.
y sí, concluyó todo. aplausos e incorporación de los asientos, sacamos los libros no sacamos los libros, y antes, a mitad de texto, se había terminado un lado del casette y luli no se animaba a darlo vuelta hasta que sí, y serán pocos los segundos no grabados, tantos intentos por conservar un presente que ya fue hace un día y demasiado, entonces sacamos los libros y una birome y teníamos que decírselo, sí, no me animo, pero sí, sí, decían quienes nos acompañaban, entonces cómo no, no esperar otros cinco años o quién sabe cuánto, entonces libro y birome en mano y finalmente logramos sacarlo de nuestras bocas: cada vez que leemos tus libros pasan cosas raras. ¿cosas raras? SÍ. COSAS RARAS. TODO SE VUELVE EXTRAÑO... TODO ESTÁ ORGANIZADO.
es triste que no tenga memoria para retener diálogos, citas textuales. pero la birome y el libro hicieron contacto gracias a la mano siniestra de un ser muy diestro en lo que respecta a escritura, y ahí me quedó una dedicatoria que tanto aprecio, y salí del cúmulo de gente y después salió luli y tenemos que decirle, decía ella, tenemos que pedirle su dirección o algún lado donde poder dejarle la carta que tendríamos que haber escrito ayer, porque deberíamos habérsela dado hoy y sí, luli tenía razón, y cómo hacemos, y noté que no tenía mi birome porque la misma seguía en una izquierda mano que paseaba por varios libros y dijimos, cuando termine vamos a pedírsela y le decimos, y así fue, prologado por una aclaración de luli que recuerdo, que: esto va a sonar mucho más enfermo que lo de las cosas raras que pasan, pero ¿dónde mandarte una carta? ¿e-mail? no no, carta, de papel, de las de verdad.
salimos del recinto y la felicidad era demasiada. estábamos allá, respirando la humedad de las diez de la noche y algunos aspirando el humo de cigarrillos y una voz dijo en forma de despedida "espero la carta, ¿eh?"
se va el domingo.
tenemos la dirección de su hotel.
hoy comienza la producción.
el sábado la entrega.
pensábamos que aparecería un pedante en persona. grave error.

3 comentarios:

Paula dijo...

bueno, me convencieron, voy a leer al señor fresán. entonces, una recomendación? con qué libro debería empezar?


hola juuuuuuuuuules.
te quiero juuuuuuuuuuules.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Fresán nos une a todos, es evidente. Tiene un plan dinivino tatuado secretamente con sangre de poeta en sus palmas, y de vez en cuando, al dignarse tocar al resto de la humanidad logra que los eslabones del destino se movilicen y todo sucede. Todo ocurre. Hermosamente. Como lo planeó Fresán. Y lo creo! Seriamente lo creo. Creo que Fresán es un querubín adulto, uno de los angeles protectores del destino que cayó a la tierra y tomó la forma de este hombre.
Gracias Fresán. Por conocerte.

Oh. Y tu descripción de los eventos de Fresán, querida Jules, son absolutamente parte de sus gospeles.

Y si aparece un cartelito que borré mi comentario anterior, es porque me equivoqué en un tilde y me irritó que quedara así. Vos me entenderas.

Un beso, Julie.
Fresán Bless.