esa es la potencia.
ahí el poder de la música.
porque me transportan, me transcodifican. allá ellos, yo acá doblándolos al lenguaje corporal, funciona como la corriente eléctrica, entonces el canal de entrada son los oídos, y las extremidades, el torso y la cabeza son los canales de salida.
empieza a hacer calor, estoy bailando sola y en casa, me despido de las zapatillas, las medias, la remera, esos implementos para abrigar y después cubrir el pudor, entonces me siento mejor y me arqueo hacia atrás mientras me baja la presión y me extiendo en el piso para incorporarme de nuevo porque la música continúa, la brisa que entra por la ventana alcanza y sobra para recuperar el aliento, y lo que se oye desborda de energía, imanta y destruye toda brújula y dirección, entonces no hay adonde ir, me pierdo en una batería que aislada parece de música disco, pero combinada con la voz, los gritos y la guitarra se convierte en algo completamente distinto. golpeo el piso descalza y por un momento dejo de pensar en tratar de no molestar a los vecinos, canto al mismo tiempo que la cantante, juntas logramos la mejor de las disonancias, y la guitarra ruge y la batería late y las paredes tiemblan, tengo la presión baja y el clima no ayuda, pero la música, por qué será que siempre la música, mirá, se nubla todo, cae un relámpago, me caigo al piso al mismo tiempo en que el disco termina.
de agujero a agujero
Hace 4 horas.

1 comentario:
Baile, señorita, baile.
Publicar un comentario