- encontré una máquina de escribir.
- ¿dónde?
- en la casa de mi abuela.
- ¿y? ¿escribiste algo?
- no. me da no sé qué. ni sé si tiene tinta.
- yo digo que la uses o me la regales, oliverito. sabés que se acerca mi no cumpleaños. mirá, falta media hora nada más.
- yo digo que sos una aprovechadora y una apropiadora de cosas ajenas, norita. todos los días me sacás monedas para el colectivo.
- pero estimado, me estás ayudando a cumplir mi sueño de estudiante universitaria. qué sería sin vos, una ermitaña, o volvería a ser una de esas personas que para hacer cambio siempre compran en el mismo kiosquito hasta que les dicen que no tienen monedas y deciden tomarse el subte.
- podrías tomarte el subte todos los días.
- pero el colectivo es tan lindo.
- el subte es mejor para leer.
- sí, pero la gente te tose en la cara. ¿te conté de la vez que me tosieron en la cara?
- no. contame tu experiencia, por favor.
- bueno. resulta que un día me desperté tarde y vos no habías venido, así que no tenía monedas y tampoco tiempo de hacer cambio en el kiosquito de la esquina, donde todavía eran simpáticos y aceptaban mi compra de caramelos con un billete de dos pesos. fui al subte, y por supuesto era hora pico, y me inserté entre la gente y no sabés qué asco la mezcla de perfumes y sudores y todos apretados y ni siquiera sacar un libro. es más, estaba leyendo en la estación, pero cuando entré el libro quedó perdido, más abajo de la cintura, y levantarlo hubiera sido una falta de respeto y una contradicción a las leyes de física y compresión de las masas. en eso un señor me preguntó si iba a bajar, dije que no, y se produjo un intento de cambio de posiciones típico de lugar lleno de gente, ¿viste que es algo así como el rompecabezas ese donde para acomodar una ficha tenés que mover otra y así? bueno, empezó la transición y al señor le agarró una tos y en vez que mover la cabeza a un costado, paf, me tosió en la cara. así de simple.
- qué agradable. ¿te enfermaste o algo?
- no, sólo me salpicó un poco de saliva.
- y no podías usar las manos pasa secarte.
- no. pero cuando el señor se movió un poco más pasé discretamente mi cara por su hombro.
- devolución de géremenes.
- exacto. en fin, no me gusta mucho viajar en subtes.
- a mí sí. se puede leer si no viajás en hora pico.
- sí, pero a veces prefiero mirar a la gente por la ventana, y digamos que por un túnel no pasan muchas personas.
- pero siempre hay alguien adentro.
- no, no, es divertido mirar a alguien en la calle y que te miren y quedarte mirándolos. a algunos les da vergüenza, otros te sostienen la mirada, otros parecen preguntarse por qué los miran. también adentro de los colectivos; es mejor que en los subtes, será porque no estás sí o sí enfrentado.
- uh, entonces sos de esas personas..
- ¿cuáles?
- de ésas. me pasó un par de veces, suelen ser chicas que te miran y miran y miran. da la sensación de que te quieren decir algo. u ofrecer algo o invitarte a un viaje alucinante o a una experiencia inolvidable. te miran por un rato y no sabés si mirar o no, parece un juego. si se cruzan las miradas ellas cortan el diálogo invisible y desvían los ojos a la ventana o a sus manos o a otra persona y sonríen un poquito. siempre se bajan antes que uno, o uno nunca tiene el valor de acercarse a ellas antes de bajarse. e inevitablemente siempre te quedás con la pregunta de qué podría haber pasado si realmente te hubieras animado a decirles algo, si el destino habría sido el mismo o alguna otra cosa.
- solía ser de ésas hasta que pensé en las casualidades y lo terrible y probable que es encontrarse con esa persona en otro lugar.
- ¿por qué?
- porque en realidad soy un misterio de pacotilla. me gusta dejar las historias sin terminar, me divierte bajarme del colectivo y nunca volver a ver a esa persona. ejercita el imaginario, ¿viste?
- pero pensá que tal vez te perdés de conocer gente muy interesante.
- sí, oliver, pero pensá en las decepciones, en las posibilidades que se inventan en el trayecto y cuán horrorosamente chocarían con la realidad.
- qué manía, la de encerrarse en ficciones.
- mirá quién lo dice, ventanita del amor. seguro que si te bajo la persiana y te digo que vayas a hablarle bajás y te vas corriendo a tu casa.
- no, tengo monedas.
- no estés tan seguro. mañana curso temprano. ¿tenés cambio?
de agujero a agujero
Hace 4 horas.

1 comentario:
perdon jul, tusabrasqueelsueñoquetengomaselpolvoenmisojosyallovermybody me impide leer tu extenso(e interesante, por supus) texto. cuando tenga tiempo, sea una persona plena, sinojeras ni arrugas, lo leo.
por lo pronto.
gracias por reconocer mi optimismo, gracias.
otra: la vi a luli! entrando a la facu...pero no tenia su celular así que me perdi de un EH LULI! y si me bajaba llegaba tarde al examen...qué importaba si me fue mal, ja.
pronto nos juntamos , claro que si. y tenemos que cocinar! proxima reunion en mi casa, se ha dicho. beso
caT
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