16.2.08

comestible

sí, me digo.
sí, llegué y el departamento era un caos. ma me tranquilizó, después de dos meses de pseudoabandono cualquier lugar tiene ese aspecto.. toallones y sábanas cubriendo la delicadeza de los electrodomésticos. la heladera portadora de un blanco grisáceo capa de polvo. el olor a encierro, pegote grasoso de origen impreciso en algunos lados, el ropero exactamente como lo había dejado. un caos.
las plantas están vivas gracias a mi tío. un poco ahogadas, pero vivas.
ahora que es la nochecita el aire circula y está fresco, agradable.
en un rato va a llegar mi mamá con comida y compañía.
hoy caminamos bastante y tomamos dos taxis porque estábamos cansadas. el tamaño de los bolsos daba miedo, pero yo me justificaba, fue por mucho verano, tengo ropa nueva, sábanas, frazadas, un amplificador del tamaño de dos tercios de bolso. siempre me salió bastante bien justificarme.
casi no puedo escuchar la música que puse por el ruido que hace la pc. parece a punto de despegar, dijo una vez un amigo de mi hermano.
el viaje fue bastante normal. la comida estaba bastante rica. pasaron los midachi, 20 años, y sufrí por un tiempo hasta que recordé mis gloriosos auriculares y el glorioso empetrés conectado. escuché música con la cabeza baja, ofreciéndole de vez en cuando los auriculares a mi ma. al lado nuestro un chico se reía mucho y me daba pena o bronca.
pude poner el bajo en el portaequipajes de arriba, ese que está adentro de los colectivos (a.k.a.) micros. eso fue copado, porque sino iba a tener que llevarlo a upa y sería un viaje incómodo y lleno de cuidados para no chocarlo tanto.
en la terminal, antes de irme, me encontré con ex compañeras de básquet. nos contamos qué estudiábamos, hablamos un poco. una de ellas viajaba conmigo. quince minutos antes viajaba nacho, así que fui más temprano y le llevé la remera que había estampado con un stencil muy lindo de patti smith y bob dylan juntos, jóvenes y sonrientes. también estaba seba y hablamos un rato. en un stop que hizo el colectivo (a.k.a.) micro en conesa me encontré de nuevo con nacho, porque el suyo también había hecho un stop. en conesa compré kesitas y las comimos todas con mi mamá antes de la cena.
antes de irme había cocinado galletitas para convidar. en realidad iban a ser para kroj y flor, pero como suele pasar hubo malos cálculos de tiempo y no nos pudimos ver. le convidé galletitas (galletules) a quien quisiera y le dejé lo que quedaba de la bolsa a mi pa. a la tarde me arrepentí un poco porque a ma y a mí nos agarró hambre de dulce y no teníamos nada, ni siquiera un caramelo.
acá se huele la comida que cocinan los vecinos. también se oye --o se escucha, dependiendo de la ocasión-- lo que dicen. se escuchan las puertas que se abren y se cierran. se escucha el generador de electricidad del restorán de al lado y los autos que pasan con la música muy fuerte.
espero no volver a escribir sobre lo podrida que estoy de estudiar en los momentos críticos de examen.
comienzo del primer cuatrimestre del año 2008.
tengo hambre

1 comentario:

María •• dijo...

Hola Juless, que bueno volviste!
Welcome back, impreso en alfombra en la puerta de tu casa...

Lo del micro SIEMPRE puede ser peor, por suerte no te tocó la comida sabor holograma y fm hit al mango!

Me alegro que te hayan gustado las fotos loca, igual sigo y sigo subiendo. Hay una parva pendiente.

En cuanto a los auriculares con "tapaorejas" me refería a esos soretes chiquitos violadores de oreja. Duelen y no hacen ese sonido envolvente.
Justamente prefiero los grandotes don auricular que son "acopleoreja". Se llevan mejor con la misma y te dan la sensación cuando vas caminando, de que la música envuelve toda situación alrededor...

Bueno muchacha, copado tenerte de vuelta. Me imagino andarás estudiando a full. Suerte en tutto lo que tengas que rendir.
Ya nos juntaremos y decoraremos la ciudad!

Chaucha y palito!