17.7.09

el desierto más

todavía tengo los dedos fríos de la caminata que terminó hace veinte minutos.
los románticos ingleses hablaban de suspensión voluntaria de la incredulidad y hablaban de recolección en la tranquilidad del hogar y de reconciliación con la naturaleza.
hoy estuve encerrada en casa todo el día tirando de los hilos de proyectos y obligaciones que todavía no concreté.
cuando se hizo de noche salí a caminar con un amigo y fuimos por la playa y llegamos al muelle y había gente pescando y estaba todo iluminado, el camino de cemento con luces amarillas y luces fluorescentes y más allá del muelle el mar y los ruidos. vi manchitas blancas, gaviotas picoteando acá y allá. y más allá, más bien cerca, el ruido de una ballena respirando.
una ballena, que es un mamífero como uno, pero que es gigante y negro y que los anglosajones relacionaban con el diablo y que de hecho es un dios y que nada y respira por una fosa y hace ruido y las aletas chocando con el agua, la cola haciendo plaf con el agua.
mi amigo me dijo que lo hacían por eso, por el plaf con el agua, la percusión, la música. y la respiración, los vientos. y el viento nos daba de lleno en la cara, en el pecho. una ballena se acercó a una parte iluminada y pude verla toda. era gigante y hermosa y otra ballena sacó la cabeza y también era hermosa y gigante, e hice una reverencia para las ballenas y el mar y la playa y las gaviotas y el viento y las estrellas, y por más recolección en la tranquilidad del hogar que intente, no sé muy bien cómo explicar este coso de acá, las manos frías, las ballenas y el resto, ese momento que no fue reconciliación porque nunca hubo lucha, más bien un encuentro, un algo que no sé qué, que

2 comentarios:

lala garcía dijo...

me encantó,
las partes sin todo.
te quiero capa,
beso.

Flor dijo...

¿te quedaste a ver la nieve?
=)

avisá cuándo te vas a ver si sale reunión despedida (con menos philips!)

=)

besos!