manitou se manifestó el martes a la mañana. empezó en el colectivo, en forma de asiento libre y de libro. se materializó manitou en las gotas del fondo de ojos que me hicieron despegar las luces de la pared del consultorio (discos eran las luces, platos chatos de vinilo amarillo naranja) y en la risa de la oftalmóloga chomski resonó como platillos dorados. manitou brilló como ninguno en las sendas peatonales que fui cruzando y de nuevo en el libro sostenido a cierta distancia para no verlo borroso.
manitou destelló y me hizo un lugar bien pegadita a su costado para que sintiera que el brillo también lo desprendía yo, y después se alejó y vi que yo seguía brillando y que la gente que corría y caminaba por la vereda también brillaba, y todo tan fuerte que me tapé los ojos por un rato y me acordé del lunes, cuando caminé cuadras y cuadras con los ojos cerrados guiada por una mano que llevaba mi mano y aunque no veía sabía que manitou salía en destellos de las dos manos juntas.
se extendió manitou el martes a lo largo de unos mates y de una parte del libro y de todos mis amigos y del viaje en colectivo de regreso y de partida y en la llegada y en la pizza y el vino compartidos. manitou se hizo música a la noche y se hizo danza ligera y echó chispas de las sonrisas, estalló en los aplausos y se concentró en los abrazos, se desbordó del taxi que indicaba que era el fin de la jornada y me bajé bañada en manitou, subí dejando charcos en los escalones, entré a mi casa y me sumergí en mi manitou-cama con la alegría de saber que había conocido la magia.
15.9.10
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1 comentario:
bonito bonito bonito
manitou
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