la novena y hennepin
todas las rosquillas tienen nombres que parecen de prostitutas
y las marcas de los dientes de la luna están en el cielo
cubriendo todo esto como una lona
y los paraguas rotos como pájaros muertos
y el vapor sale de las alcantarillas
como si toda la maldita ciudad estuviera lista para estallar...
y los ladrillos están marcados con tatuajes de cárcel
y todo el mundo se comporta como perros
y los caballos van por la calle Violin
y Dutch está muerto del cansancio
y los dormitorios, todos huelen a combustible
y me pierdo en la ventana, y me escondo en la escalera
y me quedo en la cortina, y duermo en tu sombrero
y nadie tiene poco que comentar en los bares de acá
todos empezaron mal
y la chica detrás del mostrador tiene una lágrima tatuada
"una por cada año en que no está", dijo
una belleza en decadencia, ah
no hay nada malo en ella que no se pueda arreglar con cien dólares
tiene esa tristeza de navaja que sólo empeora
con el estruendo y el relámpago del Southern Pacific** pasando
y el y el tic-tac del reloj parece una canilla goteando
hasta que estás lleno de gin y bitters y ruinas azules
y te sentás al lado de cualquiera que vaya a escuchar
y lo he visto todo, lo he visto todo
a través de las ventanas amarillas del tren nocturno...
*9th & hennepin: esquina cerca del centro de minneapolis. solía ser la zona roja hasta que la policía decidió mover el área a otro lado de la ciudad.
**Southern Pacific: ferrocarril que está por ahí y que cruza varias partes de yanquilandia.
nota: traducción pedorrísima. imposible igualar la poesía de míster waits. menos teniendo tan pocos recursos, tan pobre vocabulario. la belleza de este tema debe ser apreciada en su idioma original: http://www.officialtomwaits.com/music/m_lyrics.htm y busque 9th & hennepin. y esuchar la canción, con su voz y sus ruidos y todo ese todo.
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pero tom waits se equivoca. por más que lo aprecie y por más que todo lo que hace es hipnotizante, no puedo darle la razón. él no lo vio todo; no vio lo que vi yo, o al menos no lo mencionó. debe ser que esta es otra ciudad con otras totalidades. porque lo que vi yo esta semana fue difícil de digerir, y quizá hubiera preferido no digerirlo siquiera, tal vez habría sido mejor que haya quedado atravesado, que se haya convertido en una arcada permanente, en una necesidad de vomitarlo todo. un otro todo. por eso acá estoy ahora, aunque esto viene a ser más bien un escupitajo, porque el tiempo y el espacio hacen que las cosas se sucedan simultáneamente pero a la vez de forma sucesiva, es decir, tom waits puede estar en su casa durmiendo mientras yo escribo esto (simultáneo), y me pongo a pensar en lo que pasó esta semana, una o dos dosis diarias -las que presencié-, días ordenados y acomodados y puestos en organigrama (sucesivo). y volviendo al tema del vómito y el escupitajo, lo que quiero decir es que después de una sucesión de días pasa que el sistema digestivo mental se las arregla para fecalizar todos los malos tragos. entonces podría decir que este texto viene a ser mi mierda mental o un pedo encefálico o alguna otra ordinariez, aunque como quedó acá adentro debería rectificarme: esto es en realidad el remanente, los nutrientes asimilados. y lo malo es que lo malo fue eliminado. a ver si me es posible explicar estos puntos en los renglones que se vienen:
si pienso en mi persona, como siempre hago hasta el hartazgo -que, tristemente, nunca llega-, podría decir que la semana que está por terminar me resultó agradable en extremo. fui a cursar, me hice un tatuaje con lulú, vino mi pa, participé en las clases, toqué el bajo, etcétera, etcétera. mis pensamientos procesados me dicen "qué buenos días, qué agradable, cuántos sucesos para hacer efemérides", hasta que recuerdo las veces en que caminé por retiro y por el puente de palermo y la gente y la burbuja en la que estoy metida. la primera vez fue yendo a lo de luli, creo, cuando vi a un tipo tirado contra la pared de la estación de trenes (¿será muy distinta de la de southern pacific?). hacía frío y él estaba desabrigado. sostenía una bolsa inflada contra su boca y me agarró un sacudón; el tipo estaba aspirando pegamento y estaba expuesto a un todo que pasaba de largo y yo, como parte del todo, también continué mi camino, petrificada por el frío y de la impresión. no había terminado de cruzar las vías ni de procesar lo que había visto cuando me crucé con un tipo con toda la cara deforme. me sentí tan aislada de la realidad. "una niña mimada por la vida", diría el settembrini de thomas mann.
esas imágenes me afectaron por un buen rato, terminé el viaje en tren y seguí así unas horas hasta que por arte de magia las preocupaciones y la impotencia fueron reemplazadas por conversación animada y divertida.
unos días después volví a pasar por el enjambre de retiro. iba apurada, esquivando a unos y adelantando a otros y dejando pasar a los más más apurados y cediendo el paso a los que avanzaban hacia el lado contrario al mío, como fueron un muchacho cuyo hijo/hermano menor iba detrás, sosteniendo la bolsita como si fuese una sucesión del chupete. otro golpe, más fuerte porque ya había habido uno antes y porque era un nene. un ser humano chiquito aferrado al viaje tóxico del pegamento. ahí estaba, y estaba fundido con su entorno, un lugar gris y embarrado y con caras de papel madera hecho bollos y papel madera o plástico inflado como una burbuja protectora que destruye y pudre con una velocidad terrorífica.
mi último encontronazo con la realidad pasó el viernes, caminando por la avenida bullrich. estaba yendo al easy a encontrarme con mi papá y escuchaba fugazi, el álbum 13 songs. me sentía bien porque hacía tiempo que no me calzaba los auriculares para caminar, y fugazi parecía encajar con el frío y la brisa y el ambiente de otoño por la tarde. pasaba por al lado de gente dispersa en la esquina de santa fe, esa que acaban de arreglar, con sillas de piedra de forma extraña y pasto y cemento y piedras. escuchaba la música y cantaba las partes que me sabía, ocasionalmente acompañando mi voz con percusiones o bajos imaginarios, y pasé la esquina y miré mi entorno y justo para el momento en que empezaba "glue man" (hombre pegamento) vi a uno de ellos sentado en un borde de cemento.
este último choque fue el que me impulsó a contradecir al señor waits. claro que, como siempre, tomo solamente una frase y a partir de eso escribo parrafadas intragables de este estilo. pero así es la cosa, y así es esta vida, y me la paso olvidándome de lo que realmente es para al rato sentir un despertador que grita en mis oídos.
es que este mundillo no tiene voz rasposa ni abunda en frases para subrayar. no usa una melodía dulce y dolorosa de fondo, sino que hace que resuenen las bocinas y los alaridos y las voces superpuestas. no deja con melancolía por la miseria de los bares ni interés por los borrachos charlatanes ni encanto ante una esquina de noche, sino que atraviesa el pecho al ver un nene pidiendo monedas, aterroriza al sentir el olor a vino que sale de una boca demasiado cerca a uno a la madrugada, obliga a esquivar ciertos lugares. quisiera que toda la poesía de las canciones se pudiese pegar a la desesperación de los días. me gustaría atreverme a convertir en personajes de ficción a las personas descriptas acá, transformarlas mucho más que lo que ya lo hice, agregarles tal vez un final más afable.
entonces esto es nuevamente la búsqueda de la belleza. bien podría cambiarlo todo. adornar a quienes vi, buscar metáforas que llenen, convertirlos en seres mágicos que encantan todo lo que tocan. hacer fábulas de sus entornos, describir retiro como una estación única y especial, hablar del enjambre de gente y contar qué dicen, qué ofrecen. inventar visiones adhesivas, recrear charlas interesantes, explicar fotográficamente el brillo de las publicidades y el contraste con la vereda.
pero hoy ésa no es mi función, no es mi turno de estar enamorada de los acontecimientos. no le doy la razón a tom waits, pero dejo que continúe con sus palabras preciosas. y mientras lo escucho acá estoy, despierta, mimada por la vida, viéndolo casi todo a través de las ventanillas de otro tren nocturno.
si pienso en mi persona, como siempre hago hasta el hartazgo -que, tristemente, nunca llega-, podría decir que la semana que está por terminar me resultó agradable en extremo. fui a cursar, me hice un tatuaje con lulú, vino mi pa, participé en las clases, toqué el bajo, etcétera, etcétera. mis pensamientos procesados me dicen "qué buenos días, qué agradable, cuántos sucesos para hacer efemérides", hasta que recuerdo las veces en que caminé por retiro y por el puente de palermo y la gente y la burbuja en la que estoy metida. la primera vez fue yendo a lo de luli, creo, cuando vi a un tipo tirado contra la pared de la estación de trenes (¿será muy distinta de la de southern pacific?). hacía frío y él estaba desabrigado. sostenía una bolsa inflada contra su boca y me agarró un sacudón; el tipo estaba aspirando pegamento y estaba expuesto a un todo que pasaba de largo y yo, como parte del todo, también continué mi camino, petrificada por el frío y de la impresión. no había terminado de cruzar las vías ni de procesar lo que había visto cuando me crucé con un tipo con toda la cara deforme. me sentí tan aislada de la realidad. "una niña mimada por la vida", diría el settembrini de thomas mann.
esas imágenes me afectaron por un buen rato, terminé el viaje en tren y seguí así unas horas hasta que por arte de magia las preocupaciones y la impotencia fueron reemplazadas por conversación animada y divertida.
unos días después volví a pasar por el enjambre de retiro. iba apurada, esquivando a unos y adelantando a otros y dejando pasar a los más más apurados y cediendo el paso a los que avanzaban hacia el lado contrario al mío, como fueron un muchacho cuyo hijo/hermano menor iba detrás, sosteniendo la bolsita como si fuese una sucesión del chupete. otro golpe, más fuerte porque ya había habido uno antes y porque era un nene. un ser humano chiquito aferrado al viaje tóxico del pegamento. ahí estaba, y estaba fundido con su entorno, un lugar gris y embarrado y con caras de papel madera hecho bollos y papel madera o plástico inflado como una burbuja protectora que destruye y pudre con una velocidad terrorífica.
mi último encontronazo con la realidad pasó el viernes, caminando por la avenida bullrich. estaba yendo al easy a encontrarme con mi papá y escuchaba fugazi, el álbum 13 songs. me sentía bien porque hacía tiempo que no me calzaba los auriculares para caminar, y fugazi parecía encajar con el frío y la brisa y el ambiente de otoño por la tarde. pasaba por al lado de gente dispersa en la esquina de santa fe, esa que acaban de arreglar, con sillas de piedra de forma extraña y pasto y cemento y piedras. escuchaba la música y cantaba las partes que me sabía, ocasionalmente acompañando mi voz con percusiones o bajos imaginarios, y pasé la esquina y miré mi entorno y justo para el momento en que empezaba "glue man" (hombre pegamento) vi a uno de ellos sentado en un borde de cemento.
este último choque fue el que me impulsó a contradecir al señor waits. claro que, como siempre, tomo solamente una frase y a partir de eso escribo parrafadas intragables de este estilo. pero así es la cosa, y así es esta vida, y me la paso olvidándome de lo que realmente es para al rato sentir un despertador que grita en mis oídos.
es que este mundillo no tiene voz rasposa ni abunda en frases para subrayar. no usa una melodía dulce y dolorosa de fondo, sino que hace que resuenen las bocinas y los alaridos y las voces superpuestas. no deja con melancolía por la miseria de los bares ni interés por los borrachos charlatanes ni encanto ante una esquina de noche, sino que atraviesa el pecho al ver un nene pidiendo monedas, aterroriza al sentir el olor a vino que sale de una boca demasiado cerca a uno a la madrugada, obliga a esquivar ciertos lugares. quisiera que toda la poesía de las canciones se pudiese pegar a la desesperación de los días. me gustaría atreverme a convertir en personajes de ficción a las personas descriptas acá, transformarlas mucho más que lo que ya lo hice, agregarles tal vez un final más afable.
entonces esto es nuevamente la búsqueda de la belleza. bien podría cambiarlo todo. adornar a quienes vi, buscar metáforas que llenen, convertirlos en seres mágicos que encantan todo lo que tocan. hacer fábulas de sus entornos, describir retiro como una estación única y especial, hablar del enjambre de gente y contar qué dicen, qué ofrecen. inventar visiones adhesivas, recrear charlas interesantes, explicar fotográficamente el brillo de las publicidades y el contraste con la vereda.
pero hoy ésa no es mi función, no es mi turno de estar enamorada de los acontecimientos. no le doy la razón a tom waits, pero dejo que continúe con sus palabras preciosas. y mientras lo escucho acá estoy, despierta, mimada por la vida, viéndolo casi todo a través de las ventanillas de otro tren nocturno.

3 comentarios:
recuerdas a Cortazar hablar de la lengua de la cotidianidad que lame la realidad etc? No era exactamente asi, pero resume la idea. Yo creo que esa lengua forma burbujas en las que todo es más fácil y más lindo, pero solo desde la autoreferencia. Si, al asomarse pasan cosas que provocan volver a entrar, no ver, apagar el despertador...pero fijate que lo que pasa afuera genera tanto en ti que puede llegar a provocar algo en cada persona que -como yo- llegue a leer esto sin razón aparente. No vamos a salir a rescatar gente, es cierto, pero la red de sensaciones...pff, cuando me vuelva a cruzar contigo te cuento, necesito gestos para esta idea...el punto es que mientras haga sentir y por lo tanto sea real, no puede estar equivocado, no?
buscás con desesperación a alguien y llueve gente del cielo, pero claro, nadie es alguien.
apreté 2006 aquí y me apareció esto. a mí me pasa que no puedo leer lo que escribo hace un año, me parece estúpido, me da bronca, me da ganas de cibertirarlo por la ciberbasura. pero esto...esto pf... me siento atrasada. me siento así. bien teen, sonó esto. bien harta estoy. me gusta como escribís jules, me gusta me gusta. me gusta la gente que cuida la palabra. viva la juventú linguística!
(firma la juventú designer)
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
eso dice Galeano, y lo recita la Felipe de una manera que te sacude toda la espina dorsal.
de paso cañazo: escribis muy lindo che
un beso!
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